Llovía en un remoto pueblito cerca de Santiago y Vicente con su primita Anahiz, no podían salir a jugar a la placita que tras cada gotita que caía sobre sus juegos, mas se iban desvaneciendo.
Tristes van a su pieza, no sabiendo que hacer van bajo su cama, y ahí, justo ahí entre calcetines, zapatos y recuerdo llenos de polvo habitaba su mejor amigo Marilenzo, un niño de ojitos verdes, que los llevaría por el paseo de sus vidas.
Ladyput, un mundo lleno de cosas increíbles que ni en sus mejores sueños habían visto, su cielo era naranjo, sus extensos cerros verdes, pero de ese verdes que ellos no veían, ni siquiera conocían, en sus ríos, nadaban las sirenas, y las hadas los cortejaban en su visita, corrieron al montes mas altos, juntos cerraron sus ojos y saltaron, solo saltaron, cerraron sus ojos y sentían como el viento les golpeaba la cara, y como Marilenzo le tomaba sus vestidura y los elevaban a lo mas alto de este mundo.
Juntos apretaban su manos y abrieron los ojos para terminar de conocer Ladyput, descubrieron que por la ventana solo alumbraba la luna, que estaban abrazados tendido sobre su cubrecama naranjo, corrieron donde la madre de Anaihz, ella los miró, les sonrió, y les comentó "Amores, todo fue un bello sueño".
Tristes van a su pieza, no sabiendo que hacer van bajo su cama, y ahí, justo ahí entre calcetines, zapatos y recuerdo llenos de polvo habitaba su mejor amigo Marilenzo, un niño de ojitos verdes, que los llevaría por el paseo de sus vidas.

Juntos apretaban su manos y abrieron los ojos para terminar de conocer Ladyput, descubrieron que por la ventana solo alumbraba la luna, que estaban abrazados tendido sobre su cubrecama naranjo, corrieron donde la madre de Anaihz, ella los miró, les sonrió, y les comentó "Amores, todo fue un bello sueño".
No hay comentarios:
Publicar un comentario